viernes, 30 de octubre de 2009

Montaje de andamios

Como paso previo al comienzo de los trabajos se montó el andamiaje necesario para tener acceso a todas las partes del retablo. Únicamente se han desmontado las imágenes que flanquean el sagrario (San Joaquín y Sta. Ana), la Fe y el Crucifijo del manifestador, los santos Pedro y Pablo y la Virgen de Consolación. Todas estas imágenes se intervendrán en el taller montado al efecto en las dependencias parroquiales, excepto las de San Pedro y San Pablo, que, por su aparatosidad, serán restaurados en la plataforma del andamio.
El resto de esculturas y relieves serán tratados in situ.


El andamiaje ha sido cubierto con una lona, y el presbiterio conserva libre el espacio suficiente para poder seguir cumpliendo sus funciones litúrgicas, de manera que la obra no condicione en absoluto el normal uso del templo













jueves, 29 de octubre de 2009

Detalles del estado de conservación

Detalle de la Virgen de Consolación (hornacina central)



Imagen de San Joaquín, en el banco del retablo


Detalle de la imagen de la Fe que remata el manifestador








Parte de los cientos de fragmentos desprendidos de los retablos y que durante décadas se han ido guardando en las dependencias parroquiales





















































miércoles, 28 de octubre de 2009

ESTADO DE CONSERVACIÓN


Si a primera vista el estado de conservación del retablo resulta bastante aceptable, sobre todo teniendo en cuenta que no se tienen noticias de otras intervenciones relevantes (a parte de una limpieza superficial en 2004), la observación detallada pone en evidencia una gran cantidad de piezas desensambladas y uniones abiertas, así como la gran cantidad de fragmentos desaparecidos. No obstante, la estructura interna portante del retablo no presenta inestabilidad ni desplomes.



A lo largo y ancho del retablo hay piezas y fragmentos de diverso tamaño sueltas de su anclaje o ensamble original, afianzadas con alambres, clavos, etc.
Presenta multitud de clavos, de diversos tamaños y tipología, fruto de reparaciones o de montajes de altares efímeros que usaron el retablo como elemento sustentante de todo tipo de ornamentos.
Aún permanecen clavados al retablo restos de cables y portalámparas de antiguas instalaciones eléctricas.



Las zonas con quemaduras de velas son escasas, concentrándose éstas en las zonas más bajas.
Los estratos de preparación y policromía (y dorado) presentan grandes zonas con levantamientos y desprendimientos especialmente en el ático. A medida que descendemos dichos estratos están en mejores condiciones.
Una detallada observación del retablo nos permite observar cómo hay muchas piezas que, desprendidas en algún momento de su ubicación original, fueron usadas para tapar el hueco dejado por otras también desprendidas.



En general, la superficie del retablo aparece oscurecida por la oxidación de los barnices y, sobre todo, por el humo de las velas, acusándose éste sobre todo en las cornisas y salientes.
No presenta repintes, a excepción de la moldura inferior del banco y algún que otro pequeño detalle en los fondos polícromos de las zonas inferiores.






martes, 27 de octubre de 2009

Algunas imágenes del templo

Sacristía. En el luneto, el retrato de Salcedo y Azcona atribuido a Domingo Martínez. Debajo, "Imposición de la Casulla a San Ildefonso", lienzo procedente del oratorio del Palacio Arzobispal



La nave, vista desde el crucero. El púlpito, probablemente obra también del taller de Fernández del Castillo, sigue el estilo y decoración de los retablos.



Crucero. Retablo de Ntra. Sra. del Rosario. Hace juego con el frontero de la Crucifixión, siendo ambos obra de Felipe Fdez. del Castillo, a excepción de la imagen de candelero que lo preside, probablemente anterior, aunque restaurada.



Retablo de la Crucifixión (Sagrario)











Ángel lamparero del altar mayor. Al fondo, en el luneto, se observa una de las cuatro esculturas, en barro cocido, de los Santos Luises, patronos del promotor de la iglesia, Salcedo y Azcona



lunes, 26 de octubre de 2009

RESEÑA HISTÓRICA

Construida entre 1725 y 1733, la iglesia de Ntra. Sra. de Consolación de Umbrete alberga un importante patrimonio artístico. El Arzobispo Luis de Salcedo y Azcona, como señor de la entonces Villa Arzobispal, quiso dotar a Umbrete de un templo acorde con la dignidad de su señor.
Para ello, encargó la construcción de un nuevo templo parroquial que sustituyese al existente, mucho más modesto y pequeño. Constituye, sin lugar a dudas, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura del barroco sevillano y, por sus inusuales dimensiones para tan escasa población, ya desde antiguo se le conoce como la Catedral del Aljarafe.
Una vez concluida la imponente fábrica, obra del arquitecto Diego Antonio Díaz (autor asímismo del arco-pasadizo que la une al Palacio Arzobispal), se llevó a cabo la hechura de los cinco retablos -el mayor, los dos del crucero, y otros en cada una de las primeras capillas a cada lado de la nave-, obras todos ellos de Felipe Fernández del Castillo, así como los magníficos lienzos de Domingo Martínez, de gran tamaño, representando a San Juan Bautista, Santa Bárbara y un retrato del propio Salcedo y Azcona.
El retablo del altar mayor se contrató el 7 de enero de 1733, por un valor de 66.000 reales. Lo realizaría Fdez. del Castillo siguiendo un diseño aportado por Pedro Duque Cornejo.
Consta de banco, un gran cuerpo principal y ático. Dicho cuerpo se articula en tres calles por medio de cuatro grandes columnas. La calle central está ocupada, en orden ascendente, por el sagrario -flanqueado por San Joaquín y Santa Ana-, manifestador y baldaquino con la imagen titular, estando éste rematado por el Arcángel San Miguel. Un pinjante con las armas de Salcedo y Azcona da paso al ático.
En las calles laterales, y también en sentido ascendente, figuran las esculturas de los santos Pedro y Pablo, los relieves de la Adoración de los pastores y la Natividad de la Virgen y, sentados sobre repisas con los anagramas de Jesus y María, los Arcángeles Gabriel y Rafael.
Dan paso al ático cuatro ángeles de tamaño natural que, sentados sentados sobre grandes volutas que apoyan en cada una de las columnas, simulan sostener, por parejas, los medallones con los relieves de los Desposorios y la Visitación, situados a cada extremo del ático, mientras que al centro se sitúa otro de mayor tamaño con la escena de la Asunción de María en presencia de los apóstoles. La obra, de colosales proporciones, ocupa todo el muro de cabecera del presbiterio, con 15,5 metros de alto por 9 de ancho.