lunes, 26 de octubre de 2009

RESEÑA HISTÓRICA

Construida entre 1725 y 1733, la iglesia de Ntra. Sra. de Consolación de Umbrete alberga un importante patrimonio artístico. El Arzobispo Luis de Salcedo y Azcona, como señor de la entonces Villa Arzobispal, quiso dotar a Umbrete de un templo acorde con la dignidad de su señor.
Para ello, encargó la construcción de un nuevo templo parroquial que sustituyese al existente, mucho más modesto y pequeño. Constituye, sin lugar a dudas, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura del barroco sevillano y, por sus inusuales dimensiones para tan escasa población, ya desde antiguo se le conoce como la Catedral del Aljarafe.
Una vez concluida la imponente fábrica, obra del arquitecto Diego Antonio Díaz (autor asímismo del arco-pasadizo que la une al Palacio Arzobispal), se llevó a cabo la hechura de los cinco retablos -el mayor, los dos del crucero, y otros en cada una de las primeras capillas a cada lado de la nave-, obras todos ellos de Felipe Fernández del Castillo, así como los magníficos lienzos de Domingo Martínez, de gran tamaño, representando a San Juan Bautista, Santa Bárbara y un retrato del propio Salcedo y Azcona.
El retablo del altar mayor se contrató el 7 de enero de 1733, por un valor de 66.000 reales. Lo realizaría Fdez. del Castillo siguiendo un diseño aportado por Pedro Duque Cornejo.
Consta de banco, un gran cuerpo principal y ático. Dicho cuerpo se articula en tres calles por medio de cuatro grandes columnas. La calle central está ocupada, en orden ascendente, por el sagrario -flanqueado por San Joaquín y Santa Ana-, manifestador y baldaquino con la imagen titular, estando éste rematado por el Arcángel San Miguel. Un pinjante con las armas de Salcedo y Azcona da paso al ático.
En las calles laterales, y también en sentido ascendente, figuran las esculturas de los santos Pedro y Pablo, los relieves de la Adoración de los pastores y la Natividad de la Virgen y, sentados sobre repisas con los anagramas de Jesus y María, los Arcángeles Gabriel y Rafael.
Dan paso al ático cuatro ángeles de tamaño natural que, sentados sentados sobre grandes volutas que apoyan en cada una de las columnas, simulan sostener, por parejas, los medallones con los relieves de los Desposorios y la Visitación, situados a cada extremo del ático, mientras que al centro se sitúa otro de mayor tamaño con la escena de la Asunción de María en presencia de los apóstoles. La obra, de colosales proporciones, ocupa todo el muro de cabecera del presbiterio, con 15,5 metros de alto por 9 de ancho.

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