martes, 21 de diciembre de 2010

FIJACIÓN DEL DORADO Y LA POLICROMÍA

Tras la eliminación de los depósitos de polvo y suciedad superficial, se ha procedido a la fijación de los estratos de preparación, policromía y dorado (véase entrada de noviembre de 2009, "FIJACIÓN DE DORADO Y POLICROMÍA"). Esta operación se lleva a cabo en aquellas zonas donde se aprecian levantamientos de dichos estratos, ya que, de no actuar, sólo cabría esperar el desprendimiento de las lascas, perdiéndose para siempre en esa zona la decoración de dorado o policromía.



El proceso consiste en la inyección de adhesivo de origen animal (similar al aglutinante del estuco empleado en la preparación), presionando posteriormente las lascas para adherirlas a la madera.



En los casos en que se requiere una mayor presión para "bajar" los levantamientos, se empapela la zona con papel japonés y se aplica presión y calor con la espátula térmica, retirando posteriormente el papel




Este proceso es lento y minucioso, y de ello depende el frenar una de las principales patologías que presenta el retablo: los levantamientos y desprendimientos de dorado y policromía.
Hay que tener en cuenta que nos referimos al "revestimiento" de toda la obra, lo que supone algo totalmete determinate en la apariencia estética que tenemos del retablo.











jueves, 16 de diciembre de 2010

Reubicación de fragmentos

Como ya ocurriera en la restauración del Retablo Mayor, dentro del actual proceso de intervención del Retablo del Rosario está resultando muy interesante la reubicación de fragmentos hasta ahora desaparecidos.

Como se explicó en aquella ocasión ( ver la entrada "Reubicación de fragmentos", de Abril de 2009), desde hace mucho tiempo se han venido guardando todos aquellos fragmentos que se rompían o desprendían de los retablos, marcos de cuadros, candelabros, etc.

El minucioso estudio del diseño del retablo y la detenida observación de las muchas decenas de fragmentos (extendios en mesas de trabajo) permiten ir reubicando las piezas, en una operación que se prolongará durante toda la intervención.
La principal dificultad de reconocer las piezas reside en que los cinco principales retablos de la iglesia son del mismo autor, por lo que las coincidencias morfológicas son muchas, y el tipo de acantos, roleos, molduras, etc. se repiten en todos ellos, por lo que resulta muy complicado discernir qué fragmentos pertenecen a un retablo y no a otro.

Por supuesto, no se trata de cubrir huecos con cualquier pieza "que encaje bien". Tienen que apreciarse evidencias de que es ese fragmento y no otro el que un día se desprendió dejando ese hueco y no otro. Para ello juega un papel muy importante la "huella" de estuco que queda en el retablo (si se trata de algun elemento desprendido de la mazonería) o los perfiles prefectamente coincidentes de las dos piezas a unir (en el caso de una rotura).
Hasta el momento se han reubicado dieciocho fragmentos de diversos formatos.














jueves, 9 de diciembre de 2010

Eliminación de polvo y cascotes

Como es habitual en este tipo de obras, presentaba grandes acumulaciones de polvo, acentuadas, obviamente en los planos horizontales. No obstante, el polvo acumulado no era excesivo en las zonas frontales, debido a la aspiración que se llevó a cabo en los retablos tras las obras llevadas a cabo en la parroquia hace pocos años. En las zonas más ocultas y en la trasera del ático sí que había mucha cantidad de polvo, a la que se sumaban cascotes de ladrillo y mortero y cristales rotos, procedentes éstos de la vidriera que está sobre el retablo.

Bajo la peana que se sitúa sobre el banco, ante el camarín de la Virgen, también había mayor cantidad de depósitos.

En el interior del banco, en la bancada de obra sobre la que asienta el retablo, se encontró gran cantidad de cascotes de ladrillo y mortero. Se pudo comprobar, por varios fragmentos de considerable tamaño, que provenían del momento en que se montó el retablo, de la rotura de cornisas y apertura de mechinales para los anclajes al muro.
Al desmontar el lateral del zócalo para su consolidación, se pudo acceder al interior para retirar todos los escombros y aspirar el polvo.

El polvo depositado en superficie se elimina por medio de pinceles y brochas de pelo suave y aspirador.




viernes, 3 de diciembre de 2010

Consolidación del sotabanco




El sotabanco (o zócalo donde asienta el retablo) presentaba en su lateral izquierdo un problema de estabilidad en las piezas que lo componen, debido a un importante ataque de termitas (reticulitermes lucifugus) que había sufrido en algún momento, y por cuya causa ya había sufrido alguna intervención anterior. Se pudo constatar, no obstante, que dicho ataque está completamente inactivo.

Primeramente se demontaron todas aquellas piezas que presentaban alguna inestabilidad en sus ensambles, tanto las piezas estructurales como las molduras y piezas decorativas. La mayoría de ellas se extrajeron sin problema, debido al lamentable estado en que se encontraban, con importantes pérdidas en su interior debido a que este tipo de insectos, al ser fotosensibles, comen la madera por dentro, sin dejar evidencias de su ataque al exterior.


Una vez desmontadas las piezas se procedió a su limpieza y saneado; se aplicó un tratamiento insecticida preventivo por impregnación, y se aplicó consolidante, también por impregnación.
Aprovechando el desmontaje de estas piezas, y al quedar abierto el interior del retablo por esta parte del sotabanco, se accedió al interior para retirar los cascotes, esqueletos de aves y murciélagos, tierra y demás depósitos que se habían ido acumulando dentro. Se aspiró el polvo adherido al reverso de las tablas del banco y se aplicó un tratamiento insecticida a todo el interior del banco y sotabanco.


A continuación se volvieron a montar las piezas, mejorando y reforzando el anclaje de las mismas al retablo y entre sí.
Las pédrdidas de soporte pueron reintegradas con madera de similares carcterísticas a la original. Estas pérdidas eran de dos tipos: aquellas debidas al propio ataque de termitas, y las causadas intencionadamente para la colocación de la verja-comulgatorio, hoy desaparecida.








La zona del rodapié era la más afectada. las piezas jaspeadas de negro que componen el plinto estaban desensabladas, prácticamente sueltas, rehundidas con respecto a su posición original, y faltaban varias piezas.



Por medio de listones de madera se recuperó la cota original de las piezas del plinto, al igual que se conservan en el lado opuesto. A estos listones se fueron fijando las piezas del plinto y las molduras, tanto las originales, como las nuevas que se hiceron para sustituir a las perdidas.




En la parte superior del zócalo también hubo que rehacer algunas piezas, que, al haber desaparecido las originales a causa de las termitas, fueron sustituídas por piezas que no se correspondían con el molduraje original. Se hicieron las nuevas piezas en madera de pino, similar a la del retablo.








Estructura interna

Al tratarse de un retablo adosado al muro, no tiene ningún acceso al interior, por lo que su estructura interna sólo es visible desde la trasera del ático. Desde allí, podemos observar los distintos rollizos de madera que anclan el retablo al muro, cumpliendo éstos una función puramente "antivuelco", ya que el retablo está constituído por una estructura autoportante