viernes, 20 de noviembre de 2009

Más imágenes del proceso de fijación

El proceso de fijación de los estratos de preparación y policromía y dorado continúa, habiéndose concluido más del 50 % del proceso, que pasa por ser uno de los más lentos y minuciosos de toda la intervención.

En muchos casos es preciso hacer una fijación de emergencia previa al aspirado del polvo, debido al alto riesgo de desprendimiento de lascas. Por ello, antes de inyectar el adhesivo, es preciso soplar con cuidado entre la madera y las lascas, para que el polvo acumulado en el interior no impida la correcta adhesión entre los estratos.
El adhesivo se inyecta con jeringa, presionando posteriormente para conseguir la adhesión. En los casos en que esto no sea suficiente, se empapela la zona con papel de seda o japonés y se presiona suavemente con la espátula caliente, de manera que el calor y la cola consigan que las lascas vuelvan a su lugar, quedando completamente fijadas. Posteriormente se retira el papel con el exceso de adhesivo.









lunes, 16 de noviembre de 2009

FIJACIÓN DEL DORADO Y POLICROMÍA

Una vez eliminados los depósitos superficiales de polvo, se ha procedido a fijar todas aquellas zonas que, como consecuencia de la pérdida de adherencia del estuco a la madera, presentaban levantamientos y desprendimientos de policromía y dorado.
Para ello se ha procedido mediante la inyección de dos tipos de adhesivo; en las zonas superiores (las más próximas a la bóveda)donde los estucos superan el grosor de la media del retablo, se ha empleado resina acrílica diluida en agua destilada a distintas proporciones, mientras que en el resto se ha fijado con cola de conejo y papel japonés, aplicando sobre éste presión y calor con la espátula caliente.


Este proceso de fijación, lento y minucioso, es fundamental en la intervención del retablo, ya que de él depende que se frene la pérdida continuada de la policromía y el dorado, consiguiendo que todos aquellos fragmentos de estuco que, como causa de la pérdida de sus propiedades de adhesión, aparecían separados de la madera y, por tanto, con riesgo de desprendimiento, vuelvan a estar adheridos al soporte.

El conseguir que el proceso de fijación sea efectivo es fundamental para la conservación del retablo y para la preservación de su apariencia estética, debido al papel fundamental e insustituible que desempeñan la policromía y el dorado.














































LIMPIEZA SUPERFICIAL Y FIJACIÓN DE EMERGENCIA

Una vez montado el andamiaje necesario para tener acceso a todo el retablo se comenzaron las labores de consolidación y restauración sobre el mismo.
En primer lugar se ha eliminado la suciedad más superficial, consistente en la acumulación de polvo sobre la superficie lignaria. Estos depósitos de polvo no eran excesivos, debido a la relativamente reciente limpieza superficial a que fue sometido el retablo en 2004, con motivo de la finalización de las obras de restauración y la iluminación artística de la iglesia. No obstante, en la parte superior del retablo, la execsiva acumulación de polvo, restos vegetales, elementos metálicos, pequeños cascotes y fragmentos desprendidos del enlucido de la bóveda hace pensar que aquella limpieza no alcanzó esa zona.

En el ático se daba, de manera generalizada, un problema de pérdida de la adhesión de los estratos de preparación (estuco) y dorado y policromía al soporte (la madera). Ello había provovado el levantamiento de los estucos en forma de "conchas" o "cazoletas" cóncavas, con el consiguiente riesgo de desprendimiento de las mismas, dejando la medera vista, lo que ya ocurría en muchas zonas, que acusaban pérdidas de dorado y policromía.
Esta situación hacía inviable la aspiración indiscriminada del polvo por toda la superficie del retablo, lo que hubiera provocado la pérdida irreparable de gran cantidad de dorado y policromía. Por ello, la eliminación de los depósitos de suciedad superficial se fue combinando con una fijación de emergencia en aquellas zonas en las que el estado de los estucos lo hacía recomendable y que, en el ático, fue la práctica totalidad de la superficie, al ser la zona del retablo que, con diferencia del resto, más acusaba esta patología.